Abstract
Inauguramos este dossier curiosos sobre el status alcanzado por el concepto “ontologías”, en especial bajo el llamado “giro ontológico”. Nos preguntamos si el mismo trae alguna novedad de fondo a la disciplina o si se trata de una mera innovación circunstancial, de una forma de hablar de los mismos asuntos que siempre nos preocuparon pero con otro vocabulario. Esta introducción propone algunas conexiones que quizás nos ayuden a elucidar esta cuestión.
Ontología no es un concepto claro, menos en Antropología. En términos muy amplios referiría a los predicados más abstractos y generales de cualquier cosa, en cuanto pertenece a los primeros principios cognoscitivos de los humanos –supuestamente los únicos seres capaces de conocer–, que residen en el entendimiento y se usan en la experiencia. Proveniente de la filosofía –disciplina que tiende a caracterizar como universal al pensamiento occidental1 –, ontología es un término que ha rondado en las elucubraciones de los antropólogos y, últimamente, se ha ligado a otro concepto igualmente controversial: el de animismo.