Abstract
Cuando en 1886, el General Julio Argentino Roca entregó el mando presidencial a Juárez Celman, reiteró las siguientes palabras en su último mensaje: "Concluyo felizmente mi gobierno, sin haber tenido en todo él que informaros... de intervenciones sangrientas, de levantamientos de caudillos, de empréstitos gastados en contener desórdenes y sofocar rebeliones y depredaciones de indios... contra la autoridad de la Nación..."