Abstract
En los primeros días del mes de septiembre de 2018, se identificaron los restos óseos de Carlos Enrique Tereszecuk, enterrados en una fosa común en la localidad correntina de Empedrado. Luego de más de 42 años de búsqueda, sus familiares, amigos y compañeros pudieron dar cierre al luto ad infinitum que constituye la desaparición de un ser querido. Al igual que sucedió con muchos jóvenes de su generación, el Proceso de Reorganización Nacional puso un fin abrupto a su militancia. O al menos eso es lo que puede verse superficialmente. Durante estas cuatro décadas, su nombre, y sobre todo su obra, hicieron eco no sólo en sus allegados, sino también en nuevas generaciones que lo tomaron como referente de un modo de hacer política para y desde el pueblo.