Abstract
En el Nicho Nº 120 del cementerio La Piedad descansan, finalmente, los restos de Carlos Enrique Tereszecuk. Después de 42 años de dolor e incertidumbre, sus hermanos: Luis, Lucía y Juan, recibieron en Corrientes, envuelta con la bandera argentina, la urna marrón que contiene sus despojos. Como el armado de una pieza de rompecabezas, se supo que desde fines de 1976 estuvieron enterrados como NN en una fosa del cementerio San Roque de la localidad de Empedrado, en la provincia vecina. Pudieron volver a su Posadas natal gracias a la investigación llevada a cabo por la Secretaría de Derechos Humanos, por el Juzgado Federal de Corrientes, y por testimonios que se fueron hilando con indicios que pudieron ser reconstruidos antes que el Equipo Argentino de Antropología Forense estableciera la existencia del 99% de compatibilidad genética con la sangre extraída a sus seres queridos.