dc.description.abstract | Las sociedades occidentales han regulado y regulan la discursividad tendiendo a ordenar y disciplinar las prácticas (Foucault, 1971). Para ello intervienen en el espacio del lenguaje estableciendo no sólo las lenguas y las variedades sino también los registros, estilos, guiones de interacción y géneros legítimos en un determinado ámbito, de lo cual da cuenta, entre otras, la extensa tradición retórica (Arnoux, 2018). Estas intervenciones, que tienen un apoyo considerable en los instrumentos lingüísticos, se asocian con ideologías que dependen de la época y de los posicionamientos en una determinada coyuntura. En el siglo XIX, por ejemplo, en el que la sociedad patriarcal dominaba, los manuales de urbanidad, que tuvieron una amplia difusión, buscaban controlar el habla femenina (Arnoux, 2017). Así establecían normas como la siguiente respecto de la conversación de “una señora”. Esta debía ser: Culta y modesta, esmerándose más en hacer brillar el talento de los demás que el suyo; sus frases deben ser puras y castizas y empleadas con oportunidad: los objetos se han de tocar ligeramente sin profundizarlos demasiado (Cuervo, 1856 [1833]: 17).
Se consideraban tanto los tonos (“no es decoroso que una mujer hable alto ni con mucha vivacidad” (D.F.A.y G., 1856 [1833]: 89) como otros rasgos semióticos: “en su fisonomía deben estar expresadas la esperanza, la dulzura, la satisfacción; nunca ha de aparecer en ella el abatimiento, el desasosiego, el mal humor” (Carreño, 2008 [1853]: 94).
Estas normas inciden en la conformación de las subjetividades necesarias para un tipo de sociedad, en este caso la burguesa en su etapa de afirmación. Participan entonces en la reproducción pero también pueden hacerlo en el cuestionamiento o transformación de las sociedades. Pensemos, en relación con esto último, en las normas actuales sobre el lenguaje inclusivo, que se proponen generar desde el lenguaje gestos que ayuden a cambiar la perspectiva social de género y apoyen las transformaciones que se han ido dando respecto de la condición femenina.
En general, estas intervenciones operan en el marco institucional. Los ámbitos educativos han tenido tradicionalmente gran peso en la circulación de las normas así como los medios de comunicación de masas. El alcance puede ser variado, de local o nacional a regional y planetario. En su radio de influencia inciden, entre otras, las tecnologías de la palabra, en su momento la imprenta y en la actualidad los medios digitales que tienden, como veremos, a una globalización de las normas.
La Glotopolítica estudia estas intervenciones y a la vez es convocada, en algunas situaciones, como un saber experto para orientar políticas respecto de la discursividad. En este capítulo1, nos referiremos primero a los instrumentos y dispositivos normativos, particularmente los actuales. Luego analizaremos cómo las instituciones académicas buscan regular la discursividad a la vez que proponen un español general. En tercer lugar, abordaremos la simplificación y uniformización en otros instrumentos lingüísticos y destacaremos los proyectos de “lectura fácil”. En el siguiente apartado, reflexionaremos sobre los beneficios declarados acerca del “lenguaje claro” y los contrastaremos con sus condiciones de producción. Finalmente, nos detendremos en la especificidad del campo jurídico. | es_AR |