Abstract
En primerísimo lugar, quiero agradecer la invitación a ocupar este lugar que, sin embargo, considero inmerecido. El agradecimiento es, claro, porque se trata de un sitio de honor que me han conferido las personas organizadoras de este Congreso, pero el inmerecimiento e inoportunidad se relacionan con la sigla que estas reuniones llevan desde su creación a mediados de los ’90. RAM. RAM. Cuando en 1987 desarrollé a mi manera qué entendía por reflexividad, en uno de los capítulos del Salvaje Metropolitano (1991/2004),escribí que la entendía, siguiendo a los etnometodólogos, como la capacidad de los individuos de constituir contextos a partir de lo que dicen y hacen frente a otros, a esa capacidad de los sujetos sociales en situación, de crear el marco adecuado para que sus interlocutores comprendan adecuadamente el sentido de sus palabras y sus actos.